Divagario

Qué necesidad tengo de seguir soñando con volar el puente peatonal
si ya no lo usas para cruzar la calle.

De qué me sirven los superpoderes si lo único que hago
es conseguirte galaxias submarinas y crisantemos lunares.

Para qué enamorarme de tus dientes
si me morderán las piernas cuando te alejes.

¿Serviría de algo regresar el tiempo?
¿Volveríamos nosotros a ser iguales?

¿Cuándo regresará el cometa que tanto extrañas?
Cuando te mueras. ¿Cuándo te mueras me dejarás tus alas?

Qué necesidad tengo de fingir conocer las cosas de la vida
si todos saben que he estado encerrado dentro de una ballena.

De qué me sirven mis amigos si no entienden mi caligrafía.

Para qué aprendí a maullar si todavía no eres un gato.

¿Son felices los osos de peluche en las camas de las novias?
¿Renacerán los muertos? ¿Fui alguien antes, o soy el primero?

¿Cuándo cantarás de nuevo?
¿Cuándo aceptarás el duelo?

Qué necesidad tengo de pensar en ti si apenas te conozco.

De qué me sirven tus colores si traigo un arcoiris de llavero.

Para qué preocuparme si te veré mañana
cuando puedo morir hoy mismo.

¿Por cuántos besos me vendes tu boca?
¿Por cuántos abrazos subastas tu cuerpo?

¿Cuándo volverás a cumplir años?
¿Cuándo regresará el vampiro a morderte el cuello?

Qué necesidad tengo de ser quien soy si puedo ser otro.

De qué me sirven mis defectos si tú ya no sonríes.

Para qué la máscara de niño bueno
si he matado tantas veces con mis mentiras.

¿Será siempre tan divertido bailar con las escobas?
¿O sólo cuando te estás cayendo de borracho?

¿Cuándo volverán las oscuras golondrinas?
¿Cuándo encontrarás por fin tu boina gris?

Qué necesidad tengo de dedicarle este frágil divagario
a la mujer ausente que me acompaña.

De qué me sirve romper ventanas en la casa de sus padres
si ahora vive conmigo.

Y para qué esconder su nombre en estas líneas sedentarias
si lo repiten en todas las canciones de la radio.