Creo en las balas de plata
y los hombres lobo,
en las estacas al corazón
y los chupasangre que duermen en el lodo.
Creo en este amor gigante que no me tienes
ni me tendrías aunque dirigiera las inexpertas
naves de mi poesía contra ti, acorazada.
Creo en los argumentos de la fe
y los granos de mostaza,
en los ángeles del fin del mundo
y la ira de Dios y su venganza.
Creo en este amor gigante que no me das
ni me darías aunque tuvieras la esperanza
de mi poesía volcada en ti, desconsolada.
Creo en la negra dirección de tus ojos
y el destino final de su mirada,
en el incierto rumbo de tus pasos
y la pista de sangre en su batalla.
Creo en este amor gigante que no me crees
ni me creerías aunque explicara la intención
original de mi poesía sobre ti, articulada.