Arcángel de miel

Hay un astronauta haciendo yoga.
Unas alas de mariposa rosa
e insaciables de lengua y de caricias.
Gemidos ahogados y humedad
en cada esquina del cuarto.

Es tan dulce que parece amor.
Es tan amargo que parece amistad.
Es tan inútil porque no dejo de pensar en ti.
No puedo evitar las comparaciones,
cuando conoces
esa perfección la persigues
en todos los rincones.

Hay unos anillos rompiendo vasos.
Un hombre roto por una mujer imposible.
Un mago principiante que no sabe
cómo ganar al poker ni arrancarte
una sonrisa.

Hay un alquimista de sublimaciones.
Un escritor falso de mentiras ensayadas.
No hay cariño que sea sincero y sobreviva
al tiempo o al dolor de la distancia.

No hay deseo azul ni indiferencia
en blanco y negro, quiero decir
que me mata el arcoíris porque
recuerdo el blanco de tus piernas,
y no me repongo de tu sexo
cremoso y caníbal.

Quiero decir que no encuentro
la salida de este laberinto.
No puedo gritar te amo
ni lo que mi alma solicita.

No puedo pretender que seas
solamente para mí.
No puedo imaginar
que al menos me necesitas.

No puedo creer que mi nombre
no signifique algo.
No puedo considerar siquiera
que yo sea alguien importante
en tu vida.

Hay una estación fantasma.
Un tren lleno de zombies
ahogados en alcohol.
Soy el paciente cero,
otra víctima del hambre salvaje
que provocas.

Los soles del hotel sonríen burlones,
saben que ni estando dentro de otra
dejé de soñarte aquí:
entre sábanas y alucinaciones.