Me tiemblan tanto las manos.
Nunca lo hacen. Será porque pienso en ti.
Veo tu cinta para el pelo tantas veces
reacomodada durante el día.
Quisiera escribir un poema con rima.
Pero no puedo.
Quisiera escribir:
Eres tan bonita como los botones apretados de una rosa.
Pero no puedo. Aunque es verdad. No puedo.
Disculpa.
Estoy drogado de tanto chicle sin azúcar y agua
y pastillas de miel cortándome el paladar.
Tengo la boca completamente olvidada y los dientes sucios.
Me derrumbo. Imito a las paredes de mi casa
con los ladrillos sangrando sal de tan viejos.
Mejor voy a dormir.
Voy a contar tus pestañas mojadas.
Lloras tanto a veces.
Parte el alma verte así, tan de luto,
y no ser lo suficiente para brindar consuelo.
Mejor voy a dormir.
Le pediré consejo a la mullida sabiduría de mi almohada.
Ella sabe de todo. Es una gran filósofa y tiene más plumas
que toda una familia de patos.
Mejor voy a dormir.
Ojalá te vea mañana.
No me gusta extrañarte a diario. Es incómodo.
Buenas noches.
Te quiero.