La luna es de queso,
el sol es piñata,
y yo un zoquete
creyendo esta farsa.
Tu amor no es sincero,
bien sé que me engañas,
me encuentro distinto,
presiento las astas.
Los dos en el ruedo
entre el colchón y la almohada.
Sin traje de luces, te luces
desnuda por toda la plaza.
Tu sostén es montera,
capote la falda,
y el estoque asesino
en tus manos de santa.
Embisto de frente
y juegas conmigo,
¡olé mataora,
qué rico castigo!
¡Qué suerte la mía!
¡Qué vida tan gacha!
El último tercio
y ya empuñas la espada.
Vamos muñeca,
no sigas con esto,
mejor que aquí muera
y acabe este cuento.