Dracarys

La duda será eterna
y el amor también.
La primera por tu manía,
el segundo por mi interés.
Un sendero infinito,
el laberinto entre tus piernas.
Maldito sea el deseo maldito.
Maldita sea la sed que me gobierna.
No te puedo creer, lo admito.
Soy el acróbata de tu desdén.
En sueños te sacrifico
pero en realidad me perdería
por un palmo de tu piel.
Si tan sólo tus labios pidieran
los míos, si tan sólo dieran cuartel
las mentiras de tu mente cruel.
Esperaría el tiempo necesario.
Vaciaría bruscamente los acuarios
para inundar las primaveras de mayo
cuando dijeras «te quiero querer».
Si tan sólo tu corazón
no pusiera condiciones.
Si tan sólo la razón
no buscara explicaciones.
Dejaría sueltos a los dragones
para quemar en un segundo
las sospechas y las ilusiones.