Cómo renunciar al mar de mi memoria.
Cómo negar el imperio de los sentidos.
Quién más puede entender esta historia
si no ha escuchado el eco de tus gemidos.
Muerdo mi boca como si fueras a besarla.
Es criminal y hasta injusta esta distancia.
Mojar tanta madera antes de quemarla
es como hundir las naves de la esperanza.
Los celos son un río de cristales afilados.
Cada noche sacrifico rincones de mi alma
para huir del nido de tus muslos apretados.
El cuervo de tu nombre todavía me engaña.
Me hace creer que estoy a salvo de tus alas
mientras agonizo en la tumba que preparas.