No estás leyendo un poema.
Una declaración de amor tampoco.
Es sólo el recuento de los hechos, morena.
Son sólo las razones por las que me vuelves loco:
Así de pequeñita como eres,
así de grande te imagino,
y me crecen más las alas
y el alma y las uñas
cuando te miro,
y me siento más veces yo,
me multiplico
cuando te miro.
Tal vez tú no lo sepas, muñeca,
llegaste tarde para romperme el corazón,
llegaste a tiempo para ayudarme con los pedazos:
yo amaba a otra que siempre estuvo lejos,
era la reina de la distancia y el horizonte abandonado,
pero llegaste tú, y no hubo más mundo que el de tus brazos.
Tal vez tú lo sospechas, muñeca:
es cierto, tienes razón:
te amo, no lo digo muy a menudo, pero te amo,
y me pruebo colores nuevos y talentos olvidados
porque te amo. Y porque te amo
cantan conmigo la tarde y el mediodía
y los campanarios oxidados.
Así de pequeñita como eres,
así de grande te imagino,
y expandes más el Universo
y me creo Dios
cuando te miro,
y tengo todas las estrellas
practicándose en tus ojos
cuando te miro.
No has leído un poema.
Una declaración de amor tampoco.
Sólo ha sido un recuento de los hechos, morena.
Sólo algunas de las razones por las que me estás volviendo loco.