El guerrero de la desconfianza
llegó llorando,
rendido y voluntario
al mortal tajo de tus manos.
Apareció desde el otro lado de tus ojos.
Sin haberte visto ya sabía cómo eras.
Estuvo mucho tiempo buscándote.
Dejó a un lado
la prisa del caballo,
el odio del escudo,
la furia de la espada.
Se entregó totalmente desarmado
para que lo mataras.
Desde el otro lado de tus ojos
que ven más allá del alma,
llegó llorando,
rendido y voluntario,
el guerrero de la desconfianza.