Adán

Preso en una telaraña de mentiras piadosas,
imposible distinguir si es blanco o casi negro.
El vértigo de todas horas en la cuerda floja:
¿es acaso la solución engañar más y primero?

Cómo escapar de una cortina de cuchillos,
dónde guardar el corazón para que ignore.
Yo creía besar la luna llena en tus tobillos,
soñaba exprimir la gloria en tus pezones.

Sentía en tu piel que los dos éramos uno.
Tenías razón: hasta el amor se desvanece.
Ahora todo es nube y promesas de humo.

Entre tus piernas, el placer es de antología.
El deseo de ti es ciego y, sin querer, florece.
En el edén no hay historias ni arqueología.