Inventé el mal para explicar lo absurdo.
Te creí superior por tu belleza indeleble.
Fue mi error comprender así el mundo.
Tú fuiste siempre la misma vehemente
capaz de cambiar la realidad a su manera.
Traté ser una pieza en tu rompecabezas.
Intenté dejar mi huella entre tus caderas.
Pero todo fue inútil, somos diferentes,
agua y aceite, opuestos por naturaleza.
Inventé el amor para escalar un muro.
Creí que el tiempo podía ser una cuerda.
Fue mi error leer en tus manos el futuro.
Tú siempre has sido ese animal nocturno
dispuesto a masacrarme en primavera.