Aquél era un mundo raro.
En él no sabía quién eras, ni dónde estabas,
ni qué hacías. Lo ignoraba.
Allí era yo completamente
y el principio del otoño crujiendo
en hojas durante mi cumpleaños.
No sé si era feliz, pero no tenía
este desmayo enredado al cuello como una bufanda.
No sé si era feliz, pero podía
ver tus ojos sin herirme, podía
hablar contigo como si no importara, podía
tocar tus hombros, distraído, como si nada.
No sé si era feliz, pero no tenía esta melancolía
atada a mi espalda como una capa.
No sé si era feliz, tampoco sé si lo soy ahora.
Ahora sé que me dueles toda
en el desborde de amargura
que soy yo cuando camino.
Ahora sé que te lloro toda
en el vendaval furioso
que soy yo cuando llovizno.
Ahora sé que me faltas toda
en la temporada de sombras
que soy yo cuando suspiro.