Nuestro parentesco fue salvaje,
casi animal, una línea de sangre,
una pasión repentina y criminal.
Siempre supe que el futuro sería
sin ti, que besarte era una manera
de contradecir al mar y al tiempo.
Huimos de la muerte, del mediodía.
Inventamos un refugio de sombras
entre sábanas manchadas de poesía.
Maniobras casi al borde del abismo,
acróbatas del corazón, engranajes
del amor, ese reloj, ese mecanismo.
Orquídeas de espuma, puentes de papel.
Todo valía la pena por un palmo de tu piel.