Otros ocuparán el lugar que no tengo.
Otros van a compartir besos y papeles
como amantes de planta o pasajeros.
Seguirán zurciendo jirones de mi alma
estos celos absurdos que no mereces,
porque son la envidia de un fantasma.
Todo está escrito: en cartas, en tatuajes,
en los renglones que has tachado conmigo,
en la vergüenza fría de tu piel arrebatada.
No puedo ponerme cursi ni reclamar nada.
Dejaré que este delirio muera poco a poco
hasta que no brilles adentro de mi mirada.
El tiempo, como siempre, encontrará el modo.
Hay boleros que son una canción desesperada.