Un cuarto de siglo

Los días interminables
                insisten
        siguen
gotean
Perforan la roca que creemos ser
Golpean la carne débil
la pobre fruta sin cáscara
ni flores que somos

Vienen los días futuros
bajando en un río negro
desde la cumbre de una
montaña oscura

Los días interminables
                corren
        destruyen
y no vuelven

Caminamos sobre el agua amarga de los días
con los brazos extendidos balanceando
una espada y un reloj en cada mano

Las mujeres y los hombres
                insisten
        siguen
Interrumpen
        el tiempo
                las horas
                        los días
Sobreviven
        cuando se aman
                juntos
                        interminables