No sé si me va a derretir el calor
o el atroz infierno de tu olvido.
Es pura lava el magma del desamor.
Muero asado en paraísos prohibidos.
Mi mala suerte hace todo posible.
Tu indiferencia es un aro de fuego,
los celos filosos una espada invisible.
Debes saber que ya no te quiero
pero extraño los juegos en tu piel.
A veces todavía me siento prisionero
igual que un muñeco de papel.
Aquí no hay más tinta ni literatura,
solamente palabras de agua para apagar
la hoguera feroz de tu hermosura.