Escapo de los tiempos compartidos,
prefiero mi pensión en la suciedad.
Hay escaparates que parecen nidos,
casas como laberintos de la soledad.
Quiero decir que evito ciertos lugares
donde sacrifican corazones sin piedad.
Nada más me siento seguro en los bares
porque ahí todos tropezamos por igual.
Ya no recuerdo cómo se siente una caricia.
Ya no puedo creer que alguien me quiera.
No sé si me lo merezco o es una injusticia.
En este abismo sigo buscando escaleras.
Escribo malas notas de rescate, como ésta.
Espero que alguien las encuentre y las lea.