Esos ojos son portales infinitos
a su guarida húmeda y secreta.
Sin ella no cesará este apetito
de amante denigrado a poeta.
No hay tregua para este deseo,
ni cuartel posible a la esperanza.
La distancia es ley en el boxeo,
el tiempo noquea a la confianza.
Aún sangran astillas del pasado.
Su cuerpo en una cama ardiente
es la memoria misma del pecado.
Su blancura es densa y sofocante.
Un bálsamo de lava que acaricia
y arruina mi piel de comediante.