Soy un viejo lobo de mar hundido
hasta el fondo de las desilusiones.
El pez por su boca muere herido,
entre sospechas y especulaciones.
Quiero decir que a veces todavía,
pienso en ella y hiervo en celos.
No vale lo que diga la psicología,
no olvido su vulva de terciopelo.
En un mundo tan frío y civilizado
no se salvó mi locura enamorada.
Quererla así igual fue demasiado.
Sigo de pie, esperando su llamada.
Mi cuerpo la anhela, desesperado.
Ella es poesía de una sola palabra.