Epílogo

El tiempo es circular, como una onda.
Todo ha pasado ya y vuelve a ocurrir
igual, el ayer está sucediendo ahora.

Te dije que podíamos quemar el mundo.
Pero nunca me diste esa oportunidad,
por miedo o porque para ti era absurdo.

Hoy entiendo que fui yo con mi ansiedad
quien buscó amor en lugar de confianza,
entonces mentías para salvar tu libertad.

En mi soberbia creí que ibas a quererme.
Tu piel respondió solamente por venganza
y no por un deseo natural y transparente.

Entre tus muslos voraces degusté la eternidad.
Preservaré tu sabor a sal, estatua viviente.