Nunca serás normal porque no tienes corazón.
En ti late una bomba nuclear, una estación violenta.
Entre tus piernas un ciclón dormido, una tormenta.
Eres más que una mujer, una pantera hambrienta.
De una emoción a otra, sin precaución ni temores.
La presa insaciable que devora a sus depredadores.
Tantos rostros has besado, hidra sentimental.
Tantos delirios intoxicados por tu aliento animal.
A veces se te olvida y te sientes débil y vulnerable,
pero un halo de caricias protege a tu cuerpo formidable.
Cuando finalmente llegue tu hora será luto en verano.
Nadie apagará las llamas que aún ardan en tus manos.