1
El cielo no puede esperar.
La cama es un umbral
donde el deseo no descansa.
En la tienda del amor
no hay devoluciones
ni garantías ni fianzas.
No siempre gana el mejor postor,
en los negocios del corazón
conviene probar
antes la mercancía.
2
El recuerdo del sabor
de tu piel más profunda
humedece mi boca
y mis ojos arden
abrasando la noche
con una mirada salvaje.
Ya no puedo pensar.
Respiro un impulso primitivo:
las ganas de gritar tu nombre
en la madrugada
para conjurar
tu presencia imposible.
Pero no pasa nada,
apenas amanece
y tú no estás enterada
de mi derrota invisible.