Te sales de mí mismo,
amor, a cada rato.
Y brincas al teclado
de la computadora
como una bailarina
mecanógrafa
que sabe escribir
lo que yo no sé decirte.
Te sales de mí mismo,
amor, a cada rato.
Y no puedo contenerte.
Todos saben que te quiero
y que me quieres porque
esta sonrisa total y luminosa
que traigo orgullosamente puesta
es tu sonrisa total y luminosa.
Ay, amor, a cada rato
te recuerdo
en este peso sin sustancia
que se me cuelga en el pecho
de lado a lado,
en esta motita de lágrimas y risas
que se me atora a veces
y no me deja hablar.
Ay, amor, a cada rato
te recuerdo
y te sales de mí mismo
cuando me pongo a llorar
contento.